martes, 18 de mayo de 2010

DE NIÑA MIMADA A MUJER CABAL

Junio del 2009


Hoy tengo que escribir de tí, que maravillosa oportunidad para traerte a mi mente.


No imaginas cuánto te extraño, no sabes lo difícil que es abrir la puerta de la casa y que no salgas a recibirme. Tengo que llegar sola hasta donde está tu fotografía para acariciarte, y luego resignarme a no verte bajar por las escaleras para recibirme con un beso; beso que siempre te daba yo pero que anhelabas más tú.


No hay un solo día de mi vida en que no te piense, en los momentos más difíciles te invoco y te pregunto:
- ¿Que harías tu Leopoldo? Y la respuesta es siempre la misma. -Tú verás


Hace unos días me dijeron que hablo con tono de niña mimada.


¿Es tu culpa...? o es tu bendición.


Cuánto luchaste para que no fuera una niña mimada, ¿recuerdas?  Pero te diré algo, nunca dejaste de mimarme, y así no funcionan las cosas.


Quien te viera con ese garbo, tan fuerte, tan serio, con ese aplomo de revolucionario que nunca perdiste, nunca imaginaría verte haciendo tu maleta y rogar:


- Ándale Ofelia vámonos a Acapulco, para que “la niña” deje de llorar.


Qué débil fuiste esa vez Leopoldo, sólo tuve que llorar dos horas. Hubiera podido llorar dos horas más.
Pero que bien la pasamos, que contento te vi en ese viaje... cuánto lo disfrutamos, (con todo y que no me dejaste andar en traje de baño).


No sabré nunca si me hiciste una mujer delicada y fuerte deliberadamente o fue una casualidad. Aun cuando no lo entendí en ese momento, recuerdo cuando en tu desesperación por mi rebeldía me exigiste:


- ¡Sólo quiero  que seas una mujer cabal!


Hoy sé que no te defraudé nunca; esa mirada de silenciosa complicidad que sostuvimos cuando te dije:
-Si, he hecho muchas cosas y no me arrepiento de nada.  Con una sola mirada nos dijimos todo.

También te digo hoy Leopoldo, que no me defraudaste nunca. Que me siento infinitamente afortunada de haberte conocido, de haber sido la mujer que más te besó en la vida, de haberte abrazado hasta el cansancio, de haberte retado en la adolescencia, de haberte cuidado en el hospital...


De haberte dicho Pá, ya no hay nada más que hacer, llegó la hora... será tu decisión. Como respuesta sólo rodaron lágrimas de tus ojos, fueron las últimas que besé mientras te decía:
-no te preocupes por mí, te prometo que estaré bien, sabes que soy fuerte y ésto no me va a doblar, como no te doblaría a ti.


Te fuiste esa noche, en silencio, en paz y con dignidad.  Así viviste, fuiste siempre pacífico y discreto.


Tu orgullo y tu dignidad nos dejaron marcados a todos tus hijos, a todos para siempre.


Terminaré con tu frase de agradecimiento:


¡Gracias, gracias, gracias!


Gracias Leopoldo.


Gracias Polito.


¡Gracias Pa!


No imaginas cuánto te extraño, no hay un solo día de mi vida que no te piense…










Marina Saucedo Mondragón  06-09

Escritora, Locutora y Actriz de Doblaje.

1 comentario:

  1. hola Marina, este escrito como otros mas que tienes me ha hecho derramar lagrimas, felicidades y gracias por entrar en mi vida, tkm.

    ResponderEliminar