Hace unos días me refugié en la intimidad de mi casa para encontrar en mí, la fortaleza necesaria para sobreponerme a una pérdida, un duelo, un desprendimiento, separación y no sé cuantas cosas más tuve que escuchar mientras me daban el pésame en el funeral de mi hermano.
La verdad es que no he sido muy diplomática en la vida y obviamente en esos momentos no se me dio pensar en practicar la diplomacia.
Así que, cada vez que alguien intentaba darme una palabra de aliento, o decir algo que no quería escuchar, simplemente los interrumpía y les decía:
-No hay palabras que puedan expresar lo que siento. Gracias por estar aquí.
Apenas unos días antes, me reencontré con un amigo, y como era lógico nos actualizamos, platicamos de todas las cosas que haces y dices cuando eres joven, cuando las hormonas invaden el espacio cerebral de las neuronas y crees que te puedes comer el mundo de una sola mordida…
“Juventud, divino tesoro”
Recuerdo al despedirnos haberle dicho a mi amigo algo que escribo con mucha frecuencia:
-Sólo vamos a vivir una vez, hagámoslo sin remordimientos.
Que lejos estaba de imaginar que unos días más tarde me lo tendría que aplicar a mí misma y agarrarme de esa frase para levantarme y continuar…
Porque al poco tiempo Dios quiso, decidió, designó o no se que rayos pasó en su infinita sabiduría, pero se llevó a mi hermano pequeño.
Respeto la ideología de cada uno, sin embargo, particularmente no creo en el juicio final, y no me considero tan egocéntrica como para pensar que Dios personalmente me pedirá cuentas de cada minuto de mi vida, después de Él, no habría nadie a quien le deba explicaciones de nada, porque mi padre se ha ido también.
Mi compromiso con Dios es por la vida, y mi crecimiento se lo debo por eso y solo a él, porque además me ha permitido hacerlo en un cuerpo sano, con una mente sana y un corazón amoroso.
Conmigo, por quien soy.
Con mis hijos, porque las palabras jalan pero los ejemplos arrastran.
Con mis padres y hermanos, porque en el seno familiar pasé los primeros años de vida.
De ahí tomé la información básica, con todo el dolor, abandono y carencias que superamos juntos.
Con ellos he pasado los momentos más felices, y los menos afortunados, con ellos lloré la pérdida de mi padre y sólo en ellos me pude apoyar ante el profundo dolor que me invadió cuando Jorge se fue.
Porque cuando llegamos fueron ellos quienes reían, nos abrazaban y se reunían a nuestro alrededor… y cuando el más pequeño se fue, fueron ellos quienes me abrazaron y lloramos a su alrededor.
Y me di cuenta de algo…no he sabido reconocer y valorar a mi familia como debería.
Supongo que eso nos pasa a muchos, no valoramos a nuestra familia y a nuestros verdaderos amigos, hasta que de pronto, un día te ves haciendo real conciencia que la vida puede terminar en cualquier momento.
Yo no le he dicho cuanto quiero a cada uno, no les he dado suficientes besos, no les he dicho gracias por todo lo que me han dado, lo bueno y lo menos grato, porque gracias a los obstáculos y a las imposiciones, también a las palabras de aliento, claro, cada uno es quien es.
Muy pocas veces nos detenemos a pensar objetivamente en la muerte, una parte de nosotros se niega a aceptarla, o simplemente cambiamos el tema. Quizás por eso preferimos verla como un festejo y hasta nos damos el lujo de reírnos de la muerte.
La verdad es que cuando la muerte toca a la puerta, no es para nada una fiesta, no te da tiempo de razonar, no te deja hacer una última jugada, tampoco una última llamada… Simplemente llega y se va, se va, pero se lleva todos los pendientes con ella, y no nos da tiempo de nada, absolutamente de nada… así fue esta vez.
Entonces, como hermana y como amiga, no te invito, te exijo:
No dejes nada pendiente en tu día, no dejes que el rencor y la rutina te aparten de quien eres.
No permitas que la pereza te robe la oportunidad de correr, de jugar, de bailar.
Que el miedo no te impida reír, besar ni amar.
No permitas que la comodidad te quite las ganas de correr tras tus sueños, de luchar por tus anhelos.
No le des tu confianza a cualquiera, sé selectivo con tus amigos, y aleja a quien no deseas tener cerca.
Di más veces “gracias” y menos veces “lo siento”.
Usa palabras amables, porque tarde o temprano las tendrás de regreso.
Usa todo lo que te has comprado para ocasiones especiales, porque cada día es especial.
No engañes a nadie diciéndole que es único, cuando su nombre está en una agenda saturada.
No te permitas aceptar migas de afecto de quien no está dispuesto a arriesgar algo por ti, o a defenderte ante la envidia de los demás.
No le permitas a nadie que te aleje de quienes más quieres.
Trabaja mucho, sí, pero también canta, baila, juega, llora, ríe, y ama; especialmente ama, ama con pureza, ama con dulzura, ama con honestidad y ama con pasión… porque lo único te llevarás es eso.
Lo único que nos va a salvar de una vida inútil y miserable, es el amor…
Yo creo en la ley de atracción, y estoy convencida de que uno no puede ir por la vida pateando, e insultando a los demás sin ninguna consecuencia.
Hagamos lo necesario para que nuestro corazón sea siempre joven, para no renunciar a la posibilidad de comernos el mundo de una sola mordida.
Solo tenemos que aprender a tomarlo y saborearlo…
Si sólo vamos a vivir una vez, ¡hagámoslo sin remordimientos!
Para ti hermano, porque supiste arrebatarle a la vida lo que querías, porque tuviste el valor de retar a los demás, porque lloraste siempre como un niño, porque amaste hasta que quisiste, porque cantaste hasta cuando no queríamos escucharte…
Por lo que nos quedó pendiente, que caray.
Gracias por todos esos días a tu lado… la cerveza te la debo Canelo, ya tendremos oportunidad de tomárnosla…
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!!!
MARINA AZUL CELESTE
(Marina Saucedo Mondragón) octubre 5 - 2009
lunes, 24 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
SUENA IGUAL PERO NO ES LO MISMO
Hace unos días escuché una frase que me gustó, pero me dejó pensando:
La razón por la cual muchos estamos solteros y disfrutando de la soltería algunas veces y padeciéndola en otras, es que ya no estamos dispuestos a concederle los derechos de propiedad a nadie, somos independientes económicamente como para aceptar que nos condicionen. Me gustaría ver que estamos aprendiendo a ser libres, a vivir de manera individual, con pareja o sin ella.
Si no tenemos la oportunidad de tener una pareja para toda la vida, pues tendremos que vivir la experiencia por partes.
La verdad es que nuestra cultura no es precisamente respetuosa de la libertad.
En nuestro país esposo es sinónimo de jefe, es quien toma las decisiones importantes, y esposa es sinónimo de dueña, celadora, domadora y shalalá.
Es cuando estamos en una reunión y sale a relucir el humor, cuando nos damos cuenta de la verdad, por que en una conversación formal nadie se explayaría como lo hacemos con los chistes; a eso yo le llamo la neta y los psicólogos le dicen verdad disfrazada.
Lo que me parece urgente, es dejar de formar a nuestros hijos con patrones machistas, para eso, las mujeres tenemos que cambiar el programa mental de educación, porque si estamos viviendo en un país de machistas es porque las madres, quienes somos las principales educadoras son machistas, aunque ellas mismas, más tarde serán las víctimas del maltrato y del abandono.
Siempre he creído que la libertad no tiene por qué estar en contra de los valores, de hecho, me parece que los valores retomarían fuerza en la sociedad si aprendiéramos a respetar la libertad. Eso no tiene nada que ver con la igualdad, yo no promuevo la igualdad, porque simple y sencillamente no somos iguales.
Hace algunos meses un pretencioso pretendiente se atrevió a invitarme a viajar; así sin más razones que por exhibirse como un hombre de mundo, al principio me pareció una broma, pero cuando me di cuenta de que hablaba en serio pensé: ¿quién educaría a este pobre imbécil? (confieso que sentí curiosidad por ver hasta donde llegaría con su propuesta), lo dejé continuar y después de un rato de presunciones le pregunte:
- ¿Por qué crees que yo viajaría contigo?
- Porque eres una mujer liberal.
- Estás equivocado soy una mujer liberada, no liberal.
- Es lo mismo.
- No, claro que no, suena igual pero no es lo mismo.
- Para mi sí, si has viajado por el mundo sola, ahora lo puedes hacer conmigo.
Confieso que no me había topado antes con un espécimen de tal arrogancia. La conversación duró el tiempo que tardamos en comer y me despedí.
Qué mala suerte para el desafortunado individuo porque después descubrió la integridad de la persona con quien había cometido un gravísimo error, y por más oportunidades que solicitó para enmendar su falta, ahora solo lo saludo con cortesía cada vez que lo encuentro.
¿Quién educa a estos machos, patanes e insolentes hombres?
Respuesta: Las mujeres.
Si esa propuesta la hubiera recibido unos años antes me habría sentido ofendida en lo más profundo de mi integridad moral.
Es una verdadera bendición el que hoy pueda decir que soy una mujer libre de ataduras, de estructuras sociales y de culpas. Porque hoy más que nunca, soy una mujer que se respeta a sí misma y nunca por mi mente ha pasado la idea de ser liberal.
Afortunadamente también conozco a muchísimos hombres preocupados por mejorar la reputación de su género. Dedicados a educar hijos e hijas con otra visión; una más equitativa y ocupados en brindarles oportunidades para crecer en pareja de manera individual.
Hagamos lo necesario para que las mujeres no busquen a un marido para que las mantenga y que los hombres no busquen a una mujer para que les lave la ropa.
Para que cuando sea de esa manera, lo sea por convicción y porque es lo mejor para la familia, porque los niños de éste país necesitan crecer en ambientes familiares respetuosos de la libertad.
México necesita hombres y mujeres con nuevos esquemas de educación.
Yo quiero ser parte de este cambio, de esta nueva corriente de ciudadanos libres, independientes, y respetuosos.
Y si eliges vivir en compañía con alguien que sea por el placer que esto te produce y no por dependencia económica, miedo a la soledad o por comodidad, (o por tus hijos).
La libertad no cobra ningún precio, seremos dichosos si aprendemos a disfrutar de la soledad. Te regalo una frase que siempre tengo presente:
“Si te sientes solo cuando estás solo, es por que estás mal acompañado”.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón
“La libertad tiene un precio muy alto, y es la soledad”.
Chavela Vargas
La razón por la cual muchos estamos solteros y disfrutando de la soltería algunas veces y padeciéndola en otras, es que ya no estamos dispuestos a concederle los derechos de propiedad a nadie, somos independientes económicamente como para aceptar que nos condicionen. Me gustaría ver que estamos aprendiendo a ser libres, a vivir de manera individual, con pareja o sin ella.
Si no tenemos la oportunidad de tener una pareja para toda la vida, pues tendremos que vivir la experiencia por partes.
La verdad es que nuestra cultura no es precisamente respetuosa de la libertad.
En nuestro país esposo es sinónimo de jefe, es quien toma las decisiones importantes, y esposa es sinónimo de dueña, celadora, domadora y shalalá.
Es cuando estamos en una reunión y sale a relucir el humor, cuando nos damos cuenta de la verdad, por que en una conversación formal nadie se explayaría como lo hacemos con los chistes; a eso yo le llamo la neta y los psicólogos le dicen verdad disfrazada.
Lo que me parece urgente, es dejar de formar a nuestros hijos con patrones machistas, para eso, las mujeres tenemos que cambiar el programa mental de educación, porque si estamos viviendo en un país de machistas es porque las madres, quienes somos las principales educadoras son machistas, aunque ellas mismas, más tarde serán las víctimas del maltrato y del abandono.
Siempre he creído que la libertad no tiene por qué estar en contra de los valores, de hecho, me parece que los valores retomarían fuerza en la sociedad si aprendiéramos a respetar la libertad. Eso no tiene nada que ver con la igualdad, yo no promuevo la igualdad, porque simple y sencillamente no somos iguales.
Hace algunos meses un pretencioso pretendiente se atrevió a invitarme a viajar; así sin más razones que por exhibirse como un hombre de mundo, al principio me pareció una broma, pero cuando me di cuenta de que hablaba en serio pensé: ¿quién educaría a este pobre imbécil? (confieso que sentí curiosidad por ver hasta donde llegaría con su propuesta), lo dejé continuar y después de un rato de presunciones le pregunte:
- ¿Por qué crees que yo viajaría contigo?
- Porque eres una mujer liberal.
- Estás equivocado soy una mujer liberada, no liberal.
- Es lo mismo.
- No, claro que no, suena igual pero no es lo mismo.
- Para mi sí, si has viajado por el mundo sola, ahora lo puedes hacer conmigo.
Confieso que no me había topado antes con un espécimen de tal arrogancia. La conversación duró el tiempo que tardamos en comer y me despedí.
Qué mala suerte para el desafortunado individuo porque después descubrió la integridad de la persona con quien había cometido un gravísimo error, y por más oportunidades que solicitó para enmendar su falta, ahora solo lo saludo con cortesía cada vez que lo encuentro.
¿Quién educa a estos machos, patanes e insolentes hombres?
Respuesta: Las mujeres.
Si esa propuesta la hubiera recibido unos años antes me habría sentido ofendida en lo más profundo de mi integridad moral.
Es una verdadera bendición el que hoy pueda decir que soy una mujer libre de ataduras, de estructuras sociales y de culpas. Porque hoy más que nunca, soy una mujer que se respeta a sí misma y nunca por mi mente ha pasado la idea de ser liberal.
Afortunadamente también conozco a muchísimos hombres preocupados por mejorar la reputación de su género. Dedicados a educar hijos e hijas con otra visión; una más equitativa y ocupados en brindarles oportunidades para crecer en pareja de manera individual.
Hagamos lo necesario para que las mujeres no busquen a un marido para que las mantenga y que los hombres no busquen a una mujer para que les lave la ropa.
Para que cuando sea de esa manera, lo sea por convicción y porque es lo mejor para la familia, porque los niños de éste país necesitan crecer en ambientes familiares respetuosos de la libertad.
México necesita hombres y mujeres con nuevos esquemas de educación.
Yo quiero ser parte de este cambio, de esta nueva corriente de ciudadanos libres, independientes, y respetuosos.
Y si eliges vivir en compañía con alguien que sea por el placer que esto te produce y no por dependencia económica, miedo a la soledad o por comodidad, (o por tus hijos).
La libertad no cobra ningún precio, seremos dichosos si aprendemos a disfrutar de la soledad. Te regalo una frase que siempre tengo presente:
“Si te sientes solo cuando estás solo, es por que estás mal acompañado”.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón
AMORES QUE MATAN
Quienes tenemos el privilegio de ser padres sabemos del enorme placer, orgullo y felicidad que nos causan los hijos al llegar a nuestras vidas; quien no recuerda el momento que los tuvo por primera vez en los brazos recién nacidos, del olor que emanan y que nos seduce al grado de no querer separarnos de ellos ni por un momento.
De la promesa silenciosa que les hacemos de cuidarlos y protegerlos toda la vida, hay quienes hemos dicho: daría mi vida por la tuya si fuera necesario… Yo hice el oso, y el que se sienta libre de pecado, que tire la primera piedra.
Esa gran bendición de Dios va creciendo… Y un día pasamos de la escena de la ternura y del amor infinito a la de una novela trágica, a una crisis existencial, pasamos de ser una madraza a repartir madrazos.
O sea, los angelitos que un día nos llenaron de ternura y orgullo mas tarde nos colman la paciencia y nos desquician, primero estamos ansiosas por que digan sus primeras palabras y luego les gritamos:
- ¡Ya cállate!
Los animamos a dar sus primeros pasos y luego les exigimos:
- ¡Quédate quieto!
Los convencemos para que le canten a la abuelita y luego los regañamos:
- ¡Deja de hacerte el chistoso!
Somos la contradicción en pleno, pero como somos los padres y somos adultos creemos que automáticamente eso nos da sabiduría.
Por cansancio o desepearción algunas veces buscamos un lugar en el que los cuiden y otras de plano a quien enjaretárselos. Así de lindo es esto de la maternidad.
Hasta aquí todavía estamos viviendo en un cuento de hadas, porque luego viene la edad en la que pierden el encanto y se vuelven desobedientes, torpes y olvidadizos, la adorable pubertad, y agárrate, porque llegó la adolescencia. Un día descubres en tu casa a un ente, que no habla, que come y actúa sin escrúpulos, que no tiene el menor interés de escuchar lo que le dices y que además te cuesta una fortuna.
Quienes tenemos la suerte de ser padres sabemos perfectamente de estos placeres.
Como madre he estado presente en cada etapa, sé bien de lo que estoy hablando, es una tarea ardua, sin gratificaciones y expuesta a toda clase de críticas por parte de la familia, los amigos y la sociedad en la que vivimos; tan lindos todos.
Lo interesante de esto es descubrir qué es lo que sucede en el trayecto que nos pone en un campo de batalla, en el que algunos padres terminan odiando a sus hijos o viceversa, existen casos en los que ambos se odian profundamente, pero como vivimos en una sociedad en la que el amor y la unión familiar son la base de ésta, (si, claro) nadie acepta que existe el odio en algún momento de la historia familiar de cada uno de nosotros. Si aprendemos a ser honestos descubriremos que es parte de nuestra naturaleza y que tenemos que aprender a manejar como un mero proceso de sobrevivencia de la especie humana; que llegado el momento debemos eliminarlo de nuestras emociones y sentimientos para siempre. Y no pasa nada.
Cuando no lo hacemos, entonces tomamos a nuestros hijos como bote de basura y ahí depositamos nuestras frustraciones, odio, dolor, rencor, prepotencia, maltrato, mediocridad… Y shalalá, (que triste shalalá).
Es verdaderamente irónico que a los seres que decimos amar por sobre todas las cosas, sean aquellos a quien más daño y dolor le causamos, conciente o inconscientemente.
Finalmente mi conclusión fue muy simple: Los padres somos la causa de la inmadurez, la inseguridad, la falta de entusiasmo y la irresponsabilidad de nuestros hijos; su inseguridad es en gran parte provocada o causada por nosotros porque nos contradecimos en cada cosa y en cada caso.
Observar y analizar es algo que hago extraordinariamente bien.
Habemos madres de 45 y 50 años que vamos por la vida vestidas como quinceañeras, hay padres de 50 y más vestidos como chavitos y queriendo hacerla de galanes con las compañeras de la escuela de sus hijas, por que nos negamos a envejecer; habemos muchos padres y madres que corremos con nuestros progenitores para que nos ayuden a resolver nuestros problemas, o para que ellos tomen decisiones por nosotros, los necesitamos también para que nos cuiden a los hijos, habemos quienes nos casamos pero seguimos viviendo en casa de la mamá, habemos quienes no somos capaces de sobreponernos solos a una ruptura amorosa y corremos a contárselo a toda la familia o a todos en la oficina, habemos quienes no somos capaces de aceptar que por nuestra decadencia nos abandonaron y buscamos culpables…
Justificaciones vamos a encontrar miles, en eso somos expertos, no solo somos expertos, edemás somos el ejemplo de un adulto maduro y responsable, modelo a seguir por nuestros hijos.
Hace unos meses mi hijo de 17 años compró boletos para un concierto de rock en martes, el plan era de él y un amigo, el padre del amigo le dijo el mismo día del concierto que no iría, que el martes no era día para asistir a conciertos.
Mi hijo se fue solo y me dijo que aunque su amigo no asistió pagaría el importe de su boleto, entonces le dije:
- ¿No te parece suficiente castigo lo que le hizo su papá? Déjalo así, yo te lo pago.
Esa misma semana el padre del chico fue solicitado en el colegio por problemas de disciplina. (¿Casualidad?, no lo creo)
En la entrevista delante del personal docente el padre le gritó:
- ¿Cuándo vas a madurar? ¿Cuándo vas a aprender a tomar decisiones?
¿Cuándo vas acrecer? ¿Cuándo voy a dejar de estar detrás de ti?
… ¿Quién es el que tiene que crecer, madurar y aprender a tomar decisiones? ¿A solucionar los problemas familiares en privado?
El chico ya lo está haciendo, solo que lo obligan a retroceder; tiene que ser comprensivo con su padre, es él quien está asustado, tiene miedo de que su hijo crezca, tiene miedo de que su hijo aprenda a tomar sus decisiones.
Los padres tenemos miedo de que nuestros hijos dejen de necesitarnos, no les entregamos la responsabilidad de tomar el control de sus vidas, lo queremos tener nosotros y argumentamos que es en nombre del amor.
Los sobreprotegemos, les resolvemos todo para que no nos abandonen a cambio de su comodidad.
¿Eso es amor? Menos mal que mis padres no me quisieron tanto.
Quizá el mejor regalo que podemos darles a nuestros hjos, después de haberles dado la vida, es entregarles plenamente esa responsabilidad, entregarles el poder de hacer de sus vidas, algo extraordinario por sus propias elecciones.
Cuando mis hijos eran pequeños el pánico me hizo leer, leer y leer.
Algo de lo que leí y me reconfortó bastante se me quedó tatuado, decía:
Si quieres que tu hija tenga la capacidad de llegar a ser presidenta, no la trates como princesa.
Si quieres que tu hijo vuele alto, lejos y veloz, no le prestes tus alas.
Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón
Publicado con el seudónimo
Marina Azul Celeste
De la promesa silenciosa que les hacemos de cuidarlos y protegerlos toda la vida, hay quienes hemos dicho: daría mi vida por la tuya si fuera necesario… Yo hice el oso, y el que se sienta libre de pecado, que tire la primera piedra.
Esa gran bendición de Dios va creciendo… Y un día pasamos de la escena de la ternura y del amor infinito a la de una novela trágica, a una crisis existencial, pasamos de ser una madraza a repartir madrazos.
O sea, los angelitos que un día nos llenaron de ternura y orgullo mas tarde nos colman la paciencia y nos desquician, primero estamos ansiosas por que digan sus primeras palabras y luego les gritamos:
- ¡Ya cállate!
Los animamos a dar sus primeros pasos y luego les exigimos:
- ¡Quédate quieto!
Los convencemos para que le canten a la abuelita y luego los regañamos:
- ¡Deja de hacerte el chistoso!
Somos la contradicción en pleno, pero como somos los padres y somos adultos creemos que automáticamente eso nos da sabiduría.
Por cansancio o desepearción algunas veces buscamos un lugar en el que los cuiden y otras de plano a quien enjaretárselos. Así de lindo es esto de la maternidad.
Hasta aquí todavía estamos viviendo en un cuento de hadas, porque luego viene la edad en la que pierden el encanto y se vuelven desobedientes, torpes y olvidadizos, la adorable pubertad, y agárrate, porque llegó la adolescencia. Un día descubres en tu casa a un ente, que no habla, que come y actúa sin escrúpulos, que no tiene el menor interés de escuchar lo que le dices y que además te cuesta una fortuna.
Quienes tenemos la suerte de ser padres sabemos perfectamente de estos placeres.
Como madre he estado presente en cada etapa, sé bien de lo que estoy hablando, es una tarea ardua, sin gratificaciones y expuesta a toda clase de críticas por parte de la familia, los amigos y la sociedad en la que vivimos; tan lindos todos.
Lo interesante de esto es descubrir qué es lo que sucede en el trayecto que nos pone en un campo de batalla, en el que algunos padres terminan odiando a sus hijos o viceversa, existen casos en los que ambos se odian profundamente, pero como vivimos en una sociedad en la que el amor y la unión familiar son la base de ésta, (si, claro) nadie acepta que existe el odio en algún momento de la historia familiar de cada uno de nosotros. Si aprendemos a ser honestos descubriremos que es parte de nuestra naturaleza y que tenemos que aprender a manejar como un mero proceso de sobrevivencia de la especie humana; que llegado el momento debemos eliminarlo de nuestras emociones y sentimientos para siempre. Y no pasa nada.
Cuando no lo hacemos, entonces tomamos a nuestros hijos como bote de basura y ahí depositamos nuestras frustraciones, odio, dolor, rencor, prepotencia, maltrato, mediocridad… Y shalalá, (que triste shalalá).
Es verdaderamente irónico que a los seres que decimos amar por sobre todas las cosas, sean aquellos a quien más daño y dolor le causamos, conciente o inconscientemente.
Finalmente mi conclusión fue muy simple: Los padres somos la causa de la inmadurez, la inseguridad, la falta de entusiasmo y la irresponsabilidad de nuestros hijos; su inseguridad es en gran parte provocada o causada por nosotros porque nos contradecimos en cada cosa y en cada caso.
Observar y analizar es algo que hago extraordinariamente bien.
Habemos madres de 45 y 50 años que vamos por la vida vestidas como quinceañeras, hay padres de 50 y más vestidos como chavitos y queriendo hacerla de galanes con las compañeras de la escuela de sus hijas, por que nos negamos a envejecer; habemos muchos padres y madres que corremos con nuestros progenitores para que nos ayuden a resolver nuestros problemas, o para que ellos tomen decisiones por nosotros, los necesitamos también para que nos cuiden a los hijos, habemos quienes nos casamos pero seguimos viviendo en casa de la mamá, habemos quienes no somos capaces de sobreponernos solos a una ruptura amorosa y corremos a contárselo a toda la familia o a todos en la oficina, habemos quienes no somos capaces de aceptar que por nuestra decadencia nos abandonaron y buscamos culpables…
Justificaciones vamos a encontrar miles, en eso somos expertos, no solo somos expertos, edemás somos el ejemplo de un adulto maduro y responsable, modelo a seguir por nuestros hijos.
Hace unos meses mi hijo de 17 años compró boletos para un concierto de rock en martes, el plan era de él y un amigo, el padre del amigo le dijo el mismo día del concierto que no iría, que el martes no era día para asistir a conciertos.
Mi hijo se fue solo y me dijo que aunque su amigo no asistió pagaría el importe de su boleto, entonces le dije:
- ¿No te parece suficiente castigo lo que le hizo su papá? Déjalo así, yo te lo pago.
Esa misma semana el padre del chico fue solicitado en el colegio por problemas de disciplina. (¿Casualidad?, no lo creo)
En la entrevista delante del personal docente el padre le gritó:
- ¿Cuándo vas a madurar? ¿Cuándo vas a aprender a tomar decisiones?
¿Cuándo vas acrecer? ¿Cuándo voy a dejar de estar detrás de ti?
… ¿Quién es el que tiene que crecer, madurar y aprender a tomar decisiones? ¿A solucionar los problemas familiares en privado?
El chico ya lo está haciendo, solo que lo obligan a retroceder; tiene que ser comprensivo con su padre, es él quien está asustado, tiene miedo de que su hijo crezca, tiene miedo de que su hijo aprenda a tomar sus decisiones.
Los padres tenemos miedo de que nuestros hijos dejen de necesitarnos, no les entregamos la responsabilidad de tomar el control de sus vidas, lo queremos tener nosotros y argumentamos que es en nombre del amor.
Los sobreprotegemos, les resolvemos todo para que no nos abandonen a cambio de su comodidad.
¿Eso es amor? Menos mal que mis padres no me quisieron tanto.
Quizá el mejor regalo que podemos darles a nuestros hjos, después de haberles dado la vida, es entregarles plenamente esa responsabilidad, entregarles el poder de hacer de sus vidas, algo extraordinario por sus propias elecciones.
Cuando mis hijos eran pequeños el pánico me hizo leer, leer y leer.
Algo de lo que leí y me reconfortó bastante se me quedó tatuado, decía:
Si quieres que tu hija tenga la capacidad de llegar a ser presidenta, no la trates como princesa.
Si quieres que tu hijo vuele alto, lejos y veloz, no le prestes tus alas.
Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón
Publicado con el seudónimo
Marina Azul Celeste
LA CRISIS
A mediados del año pasado me harté de escuchar la palabra crisis, la palabra recesión y otras más que no tiene caso mencionar; entonces inicie una campaña para no hablar de la crisis: cada vez que estoy platicando con alguien y sale la crisis, cambio de tema y pregunto por la familia, por el clima, por alguna película o por algún libro.
A partir de ese momento, decidí que no quería escuchar más de la crisis. Desde luego que la campaña que inicié no ha pagado mis cuentas, ni ha cubierto mis gastos, el beneficio obtenido es que ya no vivo con angustia e incertidumbre porque nadie tiene dinero.
La cuesta de enero no será menor por estar hablando de ella, invocarla todo el día no la hará desaparecer, al contrario, así que elijo desechar toda conversación al respecto. Porque aunque sé que existe, mi angustia no ayudará a resolverla.
Por qué no en lugar de pensar en la cuesta de enero, pensamos en los bienes adquiridos, los beneficios obtenidos y la oportunidad de aprender a administrarnos.
En lugar de hablar de todo lo que nos falta, mejor valorar todo lo que tenemos.
Y si alguien quiere hablar de desempleo, pues es una excelente oportunidad para valorar el trabajo de quien nos está dando lo necesario para subsistir.
Sí percibo una crisis en el país, pero es de actitud, estamos empeñados en quejarnos, y quejarnos y quejarnos.
También percibo una crisis de cultura, de educación y de disciplina.
La corrupción que nos ha tomado, no es solo culpa del gobierno; aún cuando sucediera un milagro y nos cambiaran a todos los ministerios públicos del país, a todos los policías y funcionarios públicos, los ciudadanos volveríamos a corromperlos, porque somos nosotros quienes pagamos los sobornos por comodidad, flojera o mediocridad.
Estoy de acuerdo en exigir mejores gobernantes, pero qué sucedería si los gobernantes exigieran mejores ciudadanos.
Qué pasaría si un día los gobernantes hacen un plantón porque los ciudadanos no pagan impuestos, no respetan los semáforos, se roban la luz, o tiene hijos delincuentes.
Qué sucedería si los padres que no envían a sus hijos a la escuela fueran sancionados por no permitir que sus hijos aprendan. Mi sueño en la vida es que los maestros hagan manifestaciones por mejorar la educación, por aumentar las horas de clase, por mejorar su calidad académica y conocimientos generales. Y si existen los milagros, que tengan buenos modales. Eso sería un verdadero lujo.
Hace unos días tuve la oportunidad de ver una propuesta de distribución de golosinas y frituras en la ciudad de México, la cual se extenderá a varios estados; la captación que esperan es verdaderamente mounstrosa, la pregunta obvia fue: ¿y de dónde saldrá todo ese dinero? Resulta que el dinero que las familias emplean en chicles, dulces y chicharrones les causa un grave impacto a su economía, a estos hay que agregar las bebidas embotelladas, los refrescos y las sodas, según el estado de la república.
Sin embargo, no he escuchado a nadie quejarse por eso.
La crisis de enero, no solo es económica, es de actitud, es de educación, es de cultura, es de valores. Y no solo durará el mes de enero, si no nos aplicamos, durará toda la vida.
Desde que tengo memoria, el país ha estado hundido en una crisis económica, cuando era niña esa era la razón por la cual mis padres aprendieron a ser muy administrados, por la misma razón, nos enseñaros a no desperdiciar nada; desafortunadamente para mi y para mis hijos, esa parte no la aprendí muy bien que digamos.
Hace unos días recordando a mi padre en una reunión de hermanos me repitieron una frase que él nos decía muy a menudo; cuando solo nos escuchaba hablar de dinero, nos decía: “nacimos encuerados, la ropa que traemos puesta es ganancia”.
Mi padre nunca fue conformista, fue un hombre que dejó todo lo que tenía en el rancho para establecerse en la ciudad porque no quería que los hijos que le quedaban murieran por falta de atención médica. Nos enseñó a trabajar, nos educó para ser honrados y honestos y nos invitó a amar a Dios.
En su humilde opinión, no necesitábamos nada más.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón.
Escritora, locutora y Actriz de Doblaje.
viernes, 21 de mayo de 2010
A MARINA
EN TU BODA
Adios, adios compañera.
Las playas azul turqueza
reciben a la princesa.
Tu gesto irradia alegría
derrotaste a la tristeza
y te inquieta la ironía.
Tu anhelo es casi sonrisa,
en tu alma la calma dolía,
temores sopla la brisa
y añoras... melancolía.
Se refleja agua Marina
con tu imagen en el cielo,
tu proyecto se culmina:
te imagino golondrina
que abre sus alas al vuelo.
Y yo aquí, tu consejero,
tu hermano, yo tu amigo
hoy te extraño, te bendigo,
nunca niego que te quiero...
bueno, en análisis somero:
soy doliente, fui testigo.
Nunca olvidaré tu ayuda
ni tu grata compañía,
cuántas veces algún día
mi sinceridad desnuda
te confió su desconsuelo,
pues sin pena te decía:
"me está matando de celos".
Imagino tu mirada dura
en un sitio tan lejano
(ya debe ser de dulzura,
como mirada de hermano).
ya tus ojos sin bravura
ponen en su alma ternura
con el compás del abano
que es cómplice de futura.
Hoy mi madre te ha llorado,
yo tengo el alma partida;
el balance te hadejado
una imagen bendecida.
No creo que me has cambiado
estas son cosas de la vida...
En tu maleta has guardado
veintitres años de pasado.
Que diera por solo oirte,
oirte solo un momento
y expresarte el sentimiento
que me hace ponerme triste:
es muy cierto que te fuiste,
de verdad no lo lamento:
lloro para mis adentros.
Nunca más caminaremos
por los centros comerciales
ni en el desayuno haremos
comentarios superficiales...
ya se abrieron los extremos
de dos caminos iguales.
Nuestros fines de semana
fueron tiempo compartido
hoy sagrado no lo olvido;
soy ayer, tú eres mañana
que me deja compungido.
Sin embargo no me duele,
estoy tanto satisfecho...
tu recámara a ti huele
y te tengo a quí en mi pecho.
...Y mis noches de desvelo
irán siendo soportables...
fuiste siempre mi consuelo.
Las playas azul turqueza
se ofrendan a tu belleza.
Compañera, adios, adios.
Eriberto Saucedo Mondragón es mi hermano, mi amigo, un ejemplo, me inspiró a crecer, es mi alma gemela, es la persona que más admiro en la vida... es mi hermado más amado.
Este fue su regalo de bodas, y me honra presentarlo en este blog, el sí es escritor profesional, tiene premios nacionales, libros publicados y lo más valioso: un gran corazón.
¡Gracias Eriber! por favor vuelve a escribir... házlo pronto.
Te quiero.
Marina
Adios, adios compañera.
Las playas azul turqueza
reciben a la princesa.
Tu gesto irradia alegría
derrotaste a la tristeza
y te inquieta la ironía.
Tu anhelo es casi sonrisa,
en tu alma la calma dolía,
temores sopla la brisa
y añoras... melancolía.
Se refleja agua Marina
con tu imagen en el cielo,
tu proyecto se culmina:
te imagino golondrina
que abre sus alas al vuelo.
Y yo aquí, tu consejero,
tu hermano, yo tu amigo
hoy te extraño, te bendigo,
nunca niego que te quiero...
bueno, en análisis somero:
soy doliente, fui testigo.
Nunca olvidaré tu ayuda
ni tu grata compañía,
cuántas veces algún día
mi sinceridad desnuda
te confió su desconsuelo,
pues sin pena te decía:
"me está matando de celos".
Imagino tu mirada dura
en un sitio tan lejano
(ya debe ser de dulzura,
como mirada de hermano).
ya tus ojos sin bravura
ponen en su alma ternura
con el compás del abano
que es cómplice de futura.
Hoy mi madre te ha llorado,
yo tengo el alma partida;
el balance te hadejado
una imagen bendecida.
No creo que me has cambiado
estas son cosas de la vida...
En tu maleta has guardado
veintitres años de pasado.
Que diera por solo oirte,
oirte solo un momento
y expresarte el sentimiento
que me hace ponerme triste:
es muy cierto que te fuiste,
de verdad no lo lamento:
lloro para mis adentros.
Nunca más caminaremos
por los centros comerciales
ni en el desayuno haremos
comentarios superficiales...
ya se abrieron los extremos
de dos caminos iguales.
Nuestros fines de semana
fueron tiempo compartido
hoy sagrado no lo olvido;
soy ayer, tú eres mañana
que me deja compungido.
Sin embargo no me duele,
estoy tanto satisfecho...
tu recámara a ti huele
y te tengo a quí en mi pecho.
...Y mis noches de desvelo
irán siendo soportables...
fuiste siempre mi consuelo.
Las playas azul turqueza
se ofrendan a tu belleza.
Compañera, adios, adios.
Eriberto Saucedo Mondragón es mi hermano, mi amigo, un ejemplo, me inspiró a crecer, es mi alma gemela, es la persona que más admiro en la vida... es mi hermado más amado.
Este fue su regalo de bodas, y me honra presentarlo en este blog, el sí es escritor profesional, tiene premios nacionales, libros publicados y lo más valioso: un gran corazón.
¡Gracias Eriber! por favor vuelve a escribir... házlo pronto.
Te quiero.
Marina
martes, 18 de mayo de 2010
DE NIÑA MIMADA A MUJER CABAL
Junio del 2009
Hoy tengo que escribir de tí, que maravillosa oportunidad para traerte a mi mente.
No imaginas cuánto te extraño, no sabes lo difícil que es abrir la puerta de la casa y que no salgas a recibirme. Tengo que llegar sola hasta donde está tu fotografía para acariciarte, y luego resignarme a no verte bajar por las escaleras para recibirme con un beso; beso que siempre te daba yo pero que anhelabas más tú.
No hay un solo día de mi vida en que no te piense, en los momentos más difíciles te invoco y te pregunto:
- ¿Que harías tu Leopoldo? Y la respuesta es siempre la misma. -Tú verás
Hace unos días me dijeron que hablo con tono de niña mimada.
¿Es tu culpa...? o es tu bendición.
Cuánto luchaste para que no fuera una niña mimada, ¿recuerdas? Pero te diré algo, nunca dejaste de mimarme, y así no funcionan las cosas.
Quien te viera con ese garbo, tan fuerte, tan serio, con ese aplomo de revolucionario que nunca perdiste, nunca imaginaría verte haciendo tu maleta y rogar:
- Ándale Ofelia vámonos a Acapulco, para que “la niña” deje de llorar.
Qué débil fuiste esa vez Leopoldo, sólo tuve que llorar dos horas. Hubiera podido llorar dos horas más.
Pero que bien la pasamos, que contento te vi en ese viaje... cuánto lo disfrutamos, (con todo y que no me dejaste andar en traje de baño).
No sabré nunca si me hiciste una mujer delicada y fuerte deliberadamente o fue una casualidad. Aun cuando no lo entendí en ese momento, recuerdo cuando en tu desesperación por mi rebeldía me exigiste:
- ¡Sólo quiero que seas una mujer cabal!
Hoy sé que no te defraudé nunca; esa mirada de silenciosa complicidad que sostuvimos cuando te dije:
-Si, he hecho muchas cosas y no me arrepiento de nada. Con una sola mirada nos dijimos todo.
También te digo hoy Leopoldo, que no me defraudaste nunca. Que me siento infinitamente afortunada de haberte conocido, de haber sido la mujer que más te besó en la vida, de haberte abrazado hasta el cansancio, de haberte retado en la adolescencia, de haberte cuidado en el hospital...
De haberte dicho Pá, ya no hay nada más que hacer, llegó la hora... será tu decisión. Como respuesta sólo rodaron lágrimas de tus ojos, fueron las últimas que besé mientras te decía:
-no te preocupes por mí, te prometo que estaré bien, sabes que soy fuerte y ésto no me va a doblar, como no te doblaría a ti.
Te fuiste esa noche, en silencio, en paz y con dignidad. Así viviste, fuiste siempre pacífico y discreto.
Tu orgullo y tu dignidad nos dejaron marcados a todos tus hijos, a todos para siempre.
Terminaré con tu frase de agradecimiento:
¡Gracias, gracias, gracias!
Gracias Leopoldo.
Gracias Polito.
¡Gracias Pa!
No imaginas cuánto te extraño, no hay un solo día de mi vida que no te piense…
Marina Saucedo Mondragón 06-09
Escritora, Locutora y Actriz de Doblaje.
Hoy tengo que escribir de tí, que maravillosa oportunidad para traerte a mi mente.
No imaginas cuánto te extraño, no sabes lo difícil que es abrir la puerta de la casa y que no salgas a recibirme. Tengo que llegar sola hasta donde está tu fotografía para acariciarte, y luego resignarme a no verte bajar por las escaleras para recibirme con un beso; beso que siempre te daba yo pero que anhelabas más tú.
No hay un solo día de mi vida en que no te piense, en los momentos más difíciles te invoco y te pregunto:
- ¿Que harías tu Leopoldo? Y la respuesta es siempre la misma. -Tú verás
Hace unos días me dijeron que hablo con tono de niña mimada.
¿Es tu culpa...? o es tu bendición.
Cuánto luchaste para que no fuera una niña mimada, ¿recuerdas? Pero te diré algo, nunca dejaste de mimarme, y así no funcionan las cosas.
Quien te viera con ese garbo, tan fuerte, tan serio, con ese aplomo de revolucionario que nunca perdiste, nunca imaginaría verte haciendo tu maleta y rogar:
- Ándale Ofelia vámonos a Acapulco, para que “la niña” deje de llorar.
Qué débil fuiste esa vez Leopoldo, sólo tuve que llorar dos horas. Hubiera podido llorar dos horas más.
Pero que bien la pasamos, que contento te vi en ese viaje... cuánto lo disfrutamos, (con todo y que no me dejaste andar en traje de baño).
No sabré nunca si me hiciste una mujer delicada y fuerte deliberadamente o fue una casualidad. Aun cuando no lo entendí en ese momento, recuerdo cuando en tu desesperación por mi rebeldía me exigiste:
- ¡Sólo quiero que seas una mujer cabal!
Hoy sé que no te defraudé nunca; esa mirada de silenciosa complicidad que sostuvimos cuando te dije:
-Si, he hecho muchas cosas y no me arrepiento de nada. Con una sola mirada nos dijimos todo.
También te digo hoy Leopoldo, que no me defraudaste nunca. Que me siento infinitamente afortunada de haberte conocido, de haber sido la mujer que más te besó en la vida, de haberte abrazado hasta el cansancio, de haberte retado en la adolescencia, de haberte cuidado en el hospital...
De haberte dicho Pá, ya no hay nada más que hacer, llegó la hora... será tu decisión. Como respuesta sólo rodaron lágrimas de tus ojos, fueron las últimas que besé mientras te decía:
-no te preocupes por mí, te prometo que estaré bien, sabes que soy fuerte y ésto no me va a doblar, como no te doblaría a ti.
Te fuiste esa noche, en silencio, en paz y con dignidad. Así viviste, fuiste siempre pacífico y discreto.
Tu orgullo y tu dignidad nos dejaron marcados a todos tus hijos, a todos para siempre.
Terminaré con tu frase de agradecimiento:
¡Gracias, gracias, gracias!
Gracias Leopoldo.
Gracias Polito.
¡Gracias Pa!
No imaginas cuánto te extraño, no hay un solo día de mi vida que no te piense…
Marina Saucedo Mondragón 06-09
Escritora, Locutora y Actriz de Doblaje.
CUANDO LA ENVIDIA NOS CORROE
Escogí la envidia para hacer mi análisis, inspirada en una experiencia que viví hace apenas unos días.
Al llegar al gimnasio para hacer mi rutina de ejercicios, un par de amigas (amigas entre ellas), me vieron de arriba a abajo, o sea me escanearon con la mirada, luego se miraron entre sí, se acercaron y comenzaron a murmurar sin ninguna discreción. Unos días más tarde, volvimos a coincidir en otra actividad, al llegar a la clase de ritmos latinos, encontré un espacio libre justo frente a ellas y obviamente lo tomé, cosa que les indignó a tal grado que abandonaron la clase y se retiraron del salón.
Estoy acostumbrada a este tipo de reacciones, mi presencia casi siempre causa un efecto en las personas, porque al llegar a algún sitio todas las miradas voltean hacia mi como si tuviera un imán, algunos me ven con interés o simpatía, otros (otras) me ven con envidia y otros parecen indiferentes, y digo parecen, porque platicando con alguien de quien yo pensaba que no me tenía ubicada, resultó más que enterado de mi persona.
No se cual es la razón, y la verdad no me importa tanto, porque me gusta ser quien soy, he actuado en consecuencia de lo que quiero tener y no tener en mi vida, me siento cómoda conmigo y me gusto muchísimo.
Sin embargo me pregunto porqué algunas personas permiten que emociones tan nocivas como la envidia, la falta de autoestima y los celos, les impidan llevar una vida emocionalmente sana.
Cuando gastamos nuestro tiempo viendo hacia fuera y envidiando lo que los otros son, perdemos la oportunidad de valorar nuestras propias cualidades.
Todo es cuestión de actitud… En lugar de envidiar la figura esbelta de la vecina debo adoptar un estilo de vida más ordenado al comer, invertir un poco de tiempo en hacer ejercicio, en mejorar el estilo de vestir, los cuidados de la piel, y shalalá.
Me indigna cuando escucho que alguien declara: “no hay mujeres feas, hay mujeres pobres”.
¡Falso! Absolutamente falso, falso y ofensivo, la belleza se irradia y se destila por la piel.
Una persona bella te hace sentir bien cuando estas con ella, no importan sus rasgos físicos.
Hay mujeres fodongas, eso si, y muchísimas, todas hemos pasado por ese estilo “casual”, entiéndase bien “fachoso”, y algunas se quedaron ahí da manera permanente.
Muy respetable, si eso te hace feliz, pero si sentada en tu cómodo estilo “casual” te pasas criticando y envidiando a las que sí invierten tiempo en su persona…
Revísalo. Si te choca te checa, dicen algunos especialistas.
La envidia causa malestar, porque deseamos lo que el otro tiene, este malestar causa enojo, tristeza y pesar cuando vemos en otros lo que desearíamos para nosotros, entonces en lugar de tomarlos como ejemplo los odiamos, sólo que ellos sí han trabajado para obtener los beneficios, las cualidades, o las propiedades tan anheladas.
Y si estos bienes son adquiridos en automático o sin ningún esfuerzo, un buen cuerpo, una cara bonita, inteligencia o habilidad, una fortuna heredada… ¡Zaz! Eso empeora la situación porque esto hace que los odiemos aún más.
Todos hemos escuchado comentarios verdaderamente atroces, pobres, indignos e injuriosos de algún compañero de trabajo, o de algún amigo, y en el peor de los casos de algún hermano. ¿Y tú que hiciste al respecto?
¿Por qué la envidia duele tanto?
Un día escuchando a alguien decretar una larga lista de maldiciones y deseos contra el porvenir de su interlocutor para que éste fuera fatal, declaró: -“Porque hay un Dios.”
Entonces pensé en la flojera que debe darle a Dios su chamba algunos días, y el tener que escuchar peticiones tan absurdas.
Sin ir más lejos, sé de personas que se han tomado el tiempo y la molestia de hacer rituales de magia para que el odiado (o sea yo) pierda todo lo que posee. ¡Que güeva!
Que manera de perder el tiempo, tiempo valioso para invertir en tu persona y ver qué es lo que te gustaría mejorar en tí, como te gustaría ser, como te gustaría lucir, hasta donde quieres llegar.
-¿Cuando aprendemos a envidiar y porqué razón?
En la vida hay cosas que se aprenden y hay cosas que se maman, la envidia se mama.
Es en el seno familiar en donde aprendemos a envidiar, nos entrenan desde la infancia a través de las comparaciones; para desear algo mejor de lo que tienen los otros, de pequeñitos a tener un mejor juguete que el amiguito, un poco después la mejor bicicleta del vecindario, una mejor calificación que la del hermano, luego la novia más bonita, más tarde el mejor esposo, un mejor auto, perdón camioneta, la mejor casa y shalalá.
Y si le ponemos atención a los medios, que ya son más de manipulación que de comunicación…
Una eterna juventud, una figura perfecta, una exagerada comodidad, una vida sexual digna de dioses del olimpo; te provocan para comprar todo, te hacen sentir que si no estas a la moda no eres nadie…
Nada en la vida es una casualidad, todo es causa y efecto, designio, ley de atracción o como gustes llamarlo.
Si sientes envidia, atraes gente envidiosa.
Si tienes vicios, atraes personas con adicciones.
Si te quieres, te aceptas y te cuidas, atraes gente buena, sana y afectiva.
Una persona sana y afectiva se alegra de tu alegría, se regocija con tu crecimiento, te admira y te respeta, es feliz cuando eres feliz y llora cuando tú lloras.
Una persona sana no pensaría en limitar tus sueños, en cortar tus alas, alguien que te quiere no te obliga a quedarte en un lugar donde ya no tienes nada que aprender, no te hostiga para dejar de lucir hermosa.
Una persona envidiosa siempre está hablando mal de otros, los envidiosos siempre están comentando chismes, inventando intrigas y gozan con el sufrimiento de los demás. Te odian porque no soportan ver tu crecimiento, tu belleza ni tu brillo.
Y tu, ¿de que hablas cuando estas con tus amigos?
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
MARINA AZUL CELESTE
(Marina Saucedo Mondragón) octubre 2009
LA VERDAD NUNCA VIENE ENVUELTA CON DELICADEZA
Hace algunos días fui con una amiga a ver la obra de teatro, EL SECRETO QUE SEPARÓ A LOS HOMBRES DE LAS MUJERES, con el Doctor Rubén Carbajal y el Actor Tomás Goros, en el Teatro Poliforum de la ciudad de México.
Es una excelente idea la de hacer un taller a modo de espectáculo, felicidades para el Doctor Rubén Carbajal, y para el Actor Tomás Goros; ambos son extraordinarios exponiendo los vicios que adoptamos en las relaciones, tanto los hombres como las mujeres.
Este mismo espectáculo se presenta eventualmente en un restaurante en el sur de la ciudad por las mañanas, a modo de desayuno show.
En el restaurante percibí que quienes asistieron no fueron del todo honestas, se tardaron más en adaptarse, y otras de plano se retiraron del lugar…
El teatro se llenó con mujeres de todas las edades, y todas bailamos y cantamos; al restaurante asistieron señoras de clase media alta, para quienes es sagrado el desayuno semanal con las amiguis, y para quienes es muy importante cuidar su imagen, porque casi nadie se levantó a bailar para trabajar el chakra de la sexualidad.
No es una condición que sólo entren mujeres a ver este espectáculo, es una recomendación, aunque me tocó ver en el teatro al machín que entró porque no soportó la idea de no estar al tanto de lo que escuchara “su mujer.”
La obra tiene como objetivo hacer conciencia en las mujeres de que son ellas las únicas responsables de cuidar su salud física, emocional, sentimental y sexual.
Cosa que aplaudo de pie. ¡Gracias Rubén!
En la obra nos dicen de una forma dura y directa que las mujeres somos las únicas causantes de nuestra desgracia, para quienes se sientes desgraciadas.
Y las únicas que tienen la solución, para quienes la quieren encontrar.
¡Bravo! Por que también defienden la postura de los hombres, por todo lo que padecen al no llenar nunca las expectativas afectivas de las exigentes mujeres.
Yo me pregunto: ¿de las exigentes mujeres o de las inconformes mujeres?
No conozco a una sola que se sienta feliz con el hombre a quien ella misma eligió. A todos les encuentran peros, a todos les falta o les sobra algo, y en el peor de los casos les falta y les sobra todo, pero ahí siguen. Perdón, ahí seguimos.
Bueno, sí conozco a una, pero es un caso extraordinario, digamos que es una en un millón.
Regresando al la obra de teatro, me gustó, me divertí muchísimo. Nunca en mi vida me habían dicho tantas verdades juntas, nunca me habían quitado mi traje sastre de niña bien, o de señora bien portada de una manera tan obscena, tan dura y tan divertida. Para luego ponerme frente al espejo ante la desnudez de la verdad, de la cruda y cruel verdad de lo que es la vida de la mayoría de las mujeres, independientemente de la clase social, cultural o económica a la que pertenezcamos.
Las mujeres vivimos cuidando las apariencias y cargamos una maleta llena de poses de niñas buenas, las cuales sabemos usar a la perfección.
Y eso de niñas buenas… yo no me lo creo, porque las mujeres lo que menos sabemos ser con las demás mujeres, es buenas.
Aunque declaremos ser feministas y solidarias, cuando se trata de “cuidar” al marido o al hijito, es otro tema. La víctima siempre es el pobre hombre quien tiene que padecer los coqueteos de las fáciles, las solteras desesperadas, las de cascos ligeros y shalalá…
En todos estos temas, el Doctor Carbajal nos deja con los pies bien puestos sobre la tierra y nos avienta a la cara la neta, así sin sutilezas.
Porque la verdad nunca viene envuelta con delicadeza
No estoy en contra de ninguna religión, sí estoy en contra del rezago psicológico y la manipulación a través de los pecados y los sentimientos de culpa.
Yo no aspiro a ser una niña buena, lo que menos me preocupa en la vida es ser una mujer bien portada, y eso no me quita valor, no disminuye mi calidad humana, no me voy a devaluar, y no, no me restará decencia.
Antes la decencia era la máxima preocupación de las abuelas.
Yo solo quiero ser libre, y seguir siendo libre para decidir y actuar.
¡Que bendición tan grande!
La libertad es eso, una bendición, un privilegio y una gran, gran responsabilidad que pesa, es tan pesada que algunos buscamos que nos ayuden a cargarla, otros somos menos valientes y necesitamos a alguien a quien enjaretarle esta responsabilidad y si ese alguien lo permite le agregamos también la de nuestra felicidad, seguridad, y subsistencia.
¡Claro!, es mucho más cómodo que me cuiden, me provean y me protejan.
Esa es una realidad de nuestra cultura y nuestra sociedad, educamos a nuestras hijas para que busquen un buen partido. Educamos a nuestros hijos para que encuentren a una mujer que sea la digna madre de nuestros nietos, quien por cierto deberá tener como requisito indispensable una excelente reputación. Y para no vernos muy cavernícolas le ponemos una bonita etiqueta que diga: “de buena familia”
No cabe duda que no hemos evolucionado de la mejor manera; nos esforzamos por tener una profesión, aspiramos a una vida con mayor comodidad, deseamos establecernos en un mejor vecindario, vestimos ropa de marca, compramos autos de lujo y viajamos.
Pero aún nos falta, nos falta tirar a la basura tanta hipocresía y falsas apariencias.
Sería bueno renovar nuestros valores, propongo hacer lo necesario para que la sexualidad y la espiritualidad de cada individuo se desarrollen con una sana autoestima. Eso y dejar de competir con el sexo opuesto por el control, sería lo mejor que pueda sucedernos.
Qué buen legado para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos aprender qué es la equidad y aplicarla en la vida familiar.
Simone de Beauvoir decía: No quiero que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón, México. D. F. 11-09
Marina pertenece a un grupo de Nuevas Escritoras Mexicanas, su estilo es un singular método de análisis y opinión. Es soltera, madre de dos hijos y en años recientes profesionalizó sus estudios en la ciudad de México. Es Escritora, Locutora y Actriz de Doblaje.
Conductora del programa de radio LA NETA, que se transmite vía Internet por RCM LA Radio con Más www.radioconceptomexico.com
Contacto: arteconestilo@live.com.mx y lanetarcm@hotmail.com
Es una excelente idea la de hacer un taller a modo de espectáculo, felicidades para el Doctor Rubén Carbajal, y para el Actor Tomás Goros; ambos son extraordinarios exponiendo los vicios que adoptamos en las relaciones, tanto los hombres como las mujeres.
Este mismo espectáculo se presenta eventualmente en un restaurante en el sur de la ciudad por las mañanas, a modo de desayuno show.
En el restaurante percibí que quienes asistieron no fueron del todo honestas, se tardaron más en adaptarse, y otras de plano se retiraron del lugar…
El teatro se llenó con mujeres de todas las edades, y todas bailamos y cantamos; al restaurante asistieron señoras de clase media alta, para quienes es sagrado el desayuno semanal con las amiguis, y para quienes es muy importante cuidar su imagen, porque casi nadie se levantó a bailar para trabajar el chakra de la sexualidad.
No es una condición que sólo entren mujeres a ver este espectáculo, es una recomendación, aunque me tocó ver en el teatro al machín que entró porque no soportó la idea de no estar al tanto de lo que escuchara “su mujer.”
La obra tiene como objetivo hacer conciencia en las mujeres de que son ellas las únicas responsables de cuidar su salud física, emocional, sentimental y sexual.
Cosa que aplaudo de pie. ¡Gracias Rubén!
En la obra nos dicen de una forma dura y directa que las mujeres somos las únicas causantes de nuestra desgracia, para quienes se sientes desgraciadas.
Y las únicas que tienen la solución, para quienes la quieren encontrar.
¡Bravo! Por que también defienden la postura de los hombres, por todo lo que padecen al no llenar nunca las expectativas afectivas de las exigentes mujeres.
Yo me pregunto: ¿de las exigentes mujeres o de las inconformes mujeres?
No conozco a una sola que se sienta feliz con el hombre a quien ella misma eligió. A todos les encuentran peros, a todos les falta o les sobra algo, y en el peor de los casos les falta y les sobra todo, pero ahí siguen. Perdón, ahí seguimos.
Bueno, sí conozco a una, pero es un caso extraordinario, digamos que es una en un millón.
Regresando al la obra de teatro, me gustó, me divertí muchísimo. Nunca en mi vida me habían dicho tantas verdades juntas, nunca me habían quitado mi traje sastre de niña bien, o de señora bien portada de una manera tan obscena, tan dura y tan divertida. Para luego ponerme frente al espejo ante la desnudez de la verdad, de la cruda y cruel verdad de lo que es la vida de la mayoría de las mujeres, independientemente de la clase social, cultural o económica a la que pertenezcamos.
Las mujeres vivimos cuidando las apariencias y cargamos una maleta llena de poses de niñas buenas, las cuales sabemos usar a la perfección.
Y eso de niñas buenas… yo no me lo creo, porque las mujeres lo que menos sabemos ser con las demás mujeres, es buenas.
Aunque declaremos ser feministas y solidarias, cuando se trata de “cuidar” al marido o al hijito, es otro tema. La víctima siempre es el pobre hombre quien tiene que padecer los coqueteos de las fáciles, las solteras desesperadas, las de cascos ligeros y shalalá…
En todos estos temas, el Doctor Carbajal nos deja con los pies bien puestos sobre la tierra y nos avienta a la cara la neta, así sin sutilezas.
Porque la verdad nunca viene envuelta con delicadeza
No estoy en contra de ninguna religión, sí estoy en contra del rezago psicológico y la manipulación a través de los pecados y los sentimientos de culpa.
Yo no aspiro a ser una niña buena, lo que menos me preocupa en la vida es ser una mujer bien portada, y eso no me quita valor, no disminuye mi calidad humana, no me voy a devaluar, y no, no me restará decencia.
Antes la decencia era la máxima preocupación de las abuelas.
Yo solo quiero ser libre, y seguir siendo libre para decidir y actuar.
¡Que bendición tan grande!
La libertad es eso, una bendición, un privilegio y una gran, gran responsabilidad que pesa, es tan pesada que algunos buscamos que nos ayuden a cargarla, otros somos menos valientes y necesitamos a alguien a quien enjaretarle esta responsabilidad y si ese alguien lo permite le agregamos también la de nuestra felicidad, seguridad, y subsistencia.
¡Claro!, es mucho más cómodo que me cuiden, me provean y me protejan.
Esa es una realidad de nuestra cultura y nuestra sociedad, educamos a nuestras hijas para que busquen un buen partido. Educamos a nuestros hijos para que encuentren a una mujer que sea la digna madre de nuestros nietos, quien por cierto deberá tener como requisito indispensable una excelente reputación. Y para no vernos muy cavernícolas le ponemos una bonita etiqueta que diga: “de buena familia”
No cabe duda que no hemos evolucionado de la mejor manera; nos esforzamos por tener una profesión, aspiramos a una vida con mayor comodidad, deseamos establecernos en un mejor vecindario, vestimos ropa de marca, compramos autos de lujo y viajamos.
Pero aún nos falta, nos falta tirar a la basura tanta hipocresía y falsas apariencias.
Sería bueno renovar nuestros valores, propongo hacer lo necesario para que la sexualidad y la espiritualidad de cada individuo se desarrollen con una sana autoestima. Eso y dejar de competir con el sexo opuesto por el control, sería lo mejor que pueda sucedernos.
Qué buen legado para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos aprender qué es la equidad y aplicarla en la vida familiar.
Simone de Beauvoir decía: No quiero que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
Marina Saucedo Mondragón, México. D. F. 11-09
Marina pertenece a un grupo de Nuevas Escritoras Mexicanas, su estilo es un singular método de análisis y opinión. Es soltera, madre de dos hijos y en años recientes profesionalizó sus estudios en la ciudad de México. Es Escritora, Locutora y Actriz de Doblaje.
Conductora del programa de radio LA NETA, que se transmite vía Internet por RCM LA Radio con Más www.radioconceptomexico.com
Contacto: arteconestilo@live.com.mx y lanetarcm@hotmail.com
domingo, 16 de mayo de 2010
Carta a los Reyes Magos
De antemano les agradezco lo que me trajeron el año pasado, solo que todo se me terminó muy rápido, por eso les pido que éste año me aumenten las cantidades al doble, por favor.
Para empezar me gustaría que me rellenaran los frascos de paciencia y tolerancia, hasta el tope, si me los pueden cambiar por unos más grandes mucho mejor. Si encuentran el manual de “cómo ser prudente” tráiganmelo con dos bolsas grandes, pero grandes de madurez porque me hacen mucha falta.
Quisiera también un costal de sonrisas, de esas que alegran el día de cualquiera, dentro pueden poner dos piedras grandes y pesadas para atármelas en los pies y tenerlos siempre bien puestos sobre la tierra. Igual, si les sobra alguna brújula por ahí que me pueda ayudar a encontrar el camino correcto se los agradecería.
Me ayudaría si me traen una memoria usb, cd’s o aunque sea unos disquet’s porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más, lo pueden poner todo dentro de una canasta llena de zanahorias para tener buena vista y ver pasar a tiempo las oportunidades, y ya que estamos hablando de tiempo también un reloj muy grande donde pueda ver lo rápido que pasa.
Si me dejan imaginación que sea en una caja mediana, porque la vez pasada me dejaron una grande y tomé demasiada, tanta que algunas veces confundía la realidad con la fantasía. Lo que ahora si quiero en una caja más grande son ilusiones, que vengan combinadas con fe y esperanzas, eso me vendría muy bien.
Necesito también una paleta de colores para colorear mi vida y la de mis seres queridos cuando las cosas nos pinten todo de gris, o para ponerle color a los días nublados. Junto al estuche de colores déjenme un frasco de mertiolate y una caja de curitas para sanar para mi corazón, que ha tropezado mucho últimamente y hoy está raspado y dolorido.
Por ahí donde encuentren lugar dejen un bote para basura porque este año voy a hacer limpieza en mi vida y sacaré toda la basura que he conservado por simple capricho. Para eso necesitaré un costal de fuerza de voluntad, una escoba que a su paso deje confianza en mí y un sobre extra grande de humildad que pueda rociar al terminar para aromatizar el ambiente, en cantidades suficientes.
En una caja muy bonita y bien decorada, déjenme una buena dosis de “ganas de vivir” una libreta y una pluma mágicas para escribir mis logros y mis fracasos y éstas los conviertan todos en buenas experiencias.
Pero sobre todo, por favor les ruego que me dejen mucho tiempo de vida, para lograr aunque sea un poco de todo lo que tengo en mente.
Con mucho cariño: YO
Para empezar me gustaría que me rellenaran los frascos de paciencia y tolerancia, hasta el tope, si me los pueden cambiar por unos más grandes mucho mejor. Si encuentran el manual de “cómo ser prudente” tráiganmelo con dos bolsas grandes, pero grandes de madurez porque me hacen mucha falta.
Quisiera también un costal de sonrisas, de esas que alegran el día de cualquiera, dentro pueden poner dos piedras grandes y pesadas para atármelas en los pies y tenerlos siempre bien puestos sobre la tierra. Igual, si les sobra alguna brújula por ahí que me pueda ayudar a encontrar el camino correcto se los agradecería.
Me ayudaría si me traen una memoria usb, cd’s o aunque sea unos disquet’s porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más, lo pueden poner todo dentro de una canasta llena de zanahorias para tener buena vista y ver pasar a tiempo las oportunidades, y ya que estamos hablando de tiempo también un reloj muy grande donde pueda ver lo rápido que pasa.
Si me dejan imaginación que sea en una caja mediana, porque la vez pasada me dejaron una grande y tomé demasiada, tanta que algunas veces confundía la realidad con la fantasía. Lo que ahora si quiero en una caja más grande son ilusiones, que vengan combinadas con fe y esperanzas, eso me vendría muy bien.
Necesito también una paleta de colores para colorear mi vida y la de mis seres queridos cuando las cosas nos pinten todo de gris, o para ponerle color a los días nublados. Junto al estuche de colores déjenme un frasco de mertiolate y una caja de curitas para sanar para mi corazón, que ha tropezado mucho últimamente y hoy está raspado y dolorido.
Por ahí donde encuentren lugar dejen un bote para basura porque este año voy a hacer limpieza en mi vida y sacaré toda la basura que he conservado por simple capricho. Para eso necesitaré un costal de fuerza de voluntad, una escoba que a su paso deje confianza en mí y un sobre extra grande de humildad que pueda rociar al terminar para aromatizar el ambiente, en cantidades suficientes.
En una caja muy bonita y bien decorada, déjenme una buena dosis de “ganas de vivir” una libreta y una pluma mágicas para escribir mis logros y mis fracasos y éstas los conviertan todos en buenas experiencias.
Pero sobre todo, por favor les ruego que me dejen mucho tiempo de vida, para lograr aunque sea un poco de todo lo que tengo en mente.
Con mucho cariño: YO
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