Algunos de nosotros tenemos la falsa creencia de que el ahorro es para gente usurera, para los ricos, o para los tacaños. No, nada de eso, el ahorro es un hábito de la gente inteligente, audaz y generosa, tanto que desean perpetuar su abundancia.
Nos condicionaron para pensar que el dinero es malo, peligroso y de mala reputación; razón por la cual existe ese odio y rencor hacia los que más dinero tienen. Y si no lo quieres aceptar pregúntate: por qué me cae tan mal el vecino que se viste bien; el compañero de trabajo que vive mejor que yo; el desgraciado que se va de vacaciones cada año; pero de plano al que no puedo ni quiero ver es al presumido del auto nuevo…
Hoy vamos a hablar del dinero como lo más bello que podemos atesorar, el dinero es y será siempre tu mejor amigo, si lo cuidas y lo respetas te hará más favores que cualquier persona.
Debemos amar al dinero, especialmente el nuestro, y cuidarlo como cuidas a tus hijos, a tu pareja y a tus amigos.
Desecha para siempre la creencia de que el dinero es un mal necesario. Al contrario, tener sificiente dinero y abundancia económica es una de las mejores cosas que te puede suceder en la vida.
Ahorrar significa reservar una fracción del ingreso ordinario. ¿Quién de nosotros hace un esfuerzo para ahorrar esa fracción?
Ahorra o nunca tendrás estabilidad económica, tranquilidad espiritual y mucho menos un sueño plácido y reparador.
Nos hace falta ejercitar el músculo de la voluntad, y ya estoy leyendo tu mente que me reclama: ¡cómo rayos quieres que ahorre si tengo el sueldo medido! "Lo que yo necesito es un aumento". Aunque te aumenten el sueldo al doble vas a seguir igual que como estás, porque no sabes administrarte, no sabes ahorrar.
Desafortunada o afortunadamente, (no lo sabremos) nos tocó vivir ésta época, ya estamos aquí y te reto para que iniciemos un plan de ahorro.
Cada uno de nosotros sabe cuál es su ingreso neto. Porque somos muy mentirosillos cuando de dinero nos preguntan: “no tengo; no me han pagado; no gané suficiente; salí perdiendo en ese negocio, y shalalá”. Especialmente si sabes que te van a pedir prestado, que te van a cobrar, o simplemente porque no quieres compartir lo que tanto trabajo te costó ganar.
Un plan de ahorro real es aquel que te permite iniciar y mantener tu esfuerzo cada semana, cada quincena o cada mes. La cantidad adecuada es una fracción que no afecte tu economía, así mantendrás tu esfuerzo sin sacrificios innecesarios. Asigna una cantidad realista que no te haga perder el equilibrio para que no renuncies en el primer intento, y toma en cuenta que no existe cantidad pequeña.
El momento indicado es al recibir la quincena o el gasto, porque es cuando puedes separar tu ahorro con alegría; si a cambio, esperas el final de la quincena para separar tu ahorro, nunca vas a lograr tu objetivo.
Siempre que pienses en tú dinero y en tus ahorros, hazlo con alegría.
Ahora te daré una buena noticia: no tendrás que sacrificarte para juntar todo éste dinero, porque haremos una lista de lo que pagas cada semana y que NO necesitas.
Por favor suma todo el dinero que gastas a la semana en:
botellas de agua; chicles; cigarros; café (del oxo o del Starsbucks); cosméticos; cremas antiarrugas, bolsas, ropa, zapatos y perfumes que venden tu comadre, vecina y hermanas. Todo eso suma una verdadera fortuna si lo multiplicas por las 52 semana que tiene un año.
Otra forma inteligente de ahorrar es:
Cuidar tu salud, sé responsable de lo que comes, cuánto comes y dónde comes. Lleva contigo siempre una fruta, así no caerás en la tentación de comprar pastelitos, galletas y frituras.
Abrígate, y no contagies a la familia cuando estés resfriado; lo que pagarás en médicos y medicinas será una cantidad muy importante, especialmente si se enferma toda la familia.
Usa menos el auto, si tienes auto; no salgas a última hora todos los días para que no tengas que pagar tanto dinero en taxis. Y NO me digas que no tienes tiempo, si te sientas a ver telenovelas o el futbol reduce ese tiempo al mínimo y adelanta quehaceres en casa para que al día siguiente no salgas corriendo.
Lleva contigo una pequeña botella de agua y rellénala, así no tendrás que pagar el costo de tantas botellitas, las que por cierto tienen un costo mayor que el preciado líquido que te bebes.
Si tu vecina te ruega para que compres una blusa (que no te gusta y no te va bien), porque ella vende ropa para ayudarse y salir adelante, pregúntate lo siguiente: ¿qué economía es más importante, la tuya o la de ella? Si realmente le quieres ayudar regálale 100 pesos y dile que no puedes pagar una blusa de 500.
Si quieres ver en donde está todo el dinero de los mexicanos, échale un ojito a los tiraderos de basura… sí, ahí está todo el dinero que pagamos gustosos en momentos de euforia.
Y cuando quieras saber a dónde se ha ido tú dinero, no tienes que ir muy lejos, mira a tu alrededor y verás todo lo que tienes arrumbado en casa, en tu clóset y en tus cajones. Todo eso es dinero. Lástima que el banco no acepta cremas antiarrugas como abono a tu cuenta, zapatos que no te gustaron; tampoco botellas no retornables de cocacola y mucho menos revistas de chismes.
Los envases de todo lo que compras nadie te los regala, lo mismo que las envolturas que tiras a la basura, y cada bolsa de plástico (que de paso contamina nuestro planeta) no te lo regala nadie, te los han agregado a la cuenta.
¿Con cuánto quieres empezar? 50, 100, 500 o 1000 pesos a la semana.
Tú sabes cuál es tu ingreso y con base en eso vamos a hacer lo siguiente: decide el lugar en el que vas a recaudar tu dinero, un cajón o una cuenta de ahorros; especialmente cuida que no sea una tentación, y que no esté a la mano para cualquier “emergencia”. Hazte a la idea de que ese dinero no existe.
Ahorro semanal:
50 pesos. En un año 2,600, en tres años 7,800 y en cinco años 13,000
100 pesos. En un año 5,200, en tres años 15,600 y en cinco años 26,000
500 pesos. En un año 26,000, en tres años 78,000 y en cinco años130,000
1000 pesos. En un año 52,000, en tres años 156,000 y en cinco 260,000
¿Cuánto quieres apostar a que en un año te compras un auto? Remodelas tu casa o tomas esas vacaciones que tanto has anhelado.
Estamos acostumbrados a que los bancos financien todo esto, y al final terminamos pagando el doble o el triple del valor de lo adquirido; por eso cada día tú tienes menos y los bancos tienen más.
Me parece razón suficiente para hacer un cambio de hábitos y empezar a tomar deciciones inteligentes.
Ahorra o nunca…
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
jueves, 7 de julio de 2011
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