martes, 25 de octubre de 2011

EL JUEGO DE LA VIDA

Aprendí a no meterme nada en los oídos a causa de una exploración que duró varias horas y en la cual participaron varios médicos quienes intentaban sacar del orificio un frijol, para una niña de cinco años eso es muy doloroso, pero aprendí y jamás volví a meterme nada en las orejas, también aprendí a no comer duraznos verdes, como aprendí a nunca masticar los tallos de las plantas, a no trepar árboles con espinas y a no rodar por una empinada sin antes quitar toda clase de varas, ramas y piedras que me pudieran lastimar, porque todo eso acaba con la diversión; también aprendí que por muy entusiasmada que estuviera al llegar la hora indicada tenía que terminar el juego para regresar a casa.



Y en el amor no tiene por qué ser diferente.


Antes de caer rendido y dejarte rodar por el inmenso placer de una relación amorosa, quita del camino toda clase de cosas que te puedan causar dolor, para poder hacer de una relación amorosa una experiencia religiosa tenemos que ser conscientes y responsables, utilizar la inteligencia emocional para descubrir las señales que siempre aparecen, quitar las piedras del camino y lo más importante de todo es aprender a descubrir cuando es hora de terminar el juego y regresar a casa.


Por ordinario que parezca siempre has de tu juego algo extraordinario, luego regresa para ver el álbum de fotografías y recuerda cada tarde, cada juego y a cada compañero con amor y con respeto. Y en el amor no tiene por qué ser diferente. Regresa tu memoria y ve a cada relación con amor y con respeto, desde el más distinguido y refinado, hasta el más guarro y corriente amor que se haya cruzado en tu camino, a cada uno bendícelo porque cumplió con su misión.


Cuando eres joven sólo piensas en ganar, lo cierto es que en la vida tienes que aprender a ganar ganando y aprender a ganar perdiendo, porque muchas veces cuando pierdes ganas. La inteligencia de un ser humano se mide por la capacidad que tiene de actuar en los momentos de dolor y de flaqueza, porque las decisiones más difíciles son las que marcarán el rumbo de tu vida y el grado de tu éxito. Nuestra vida es una serie de ciclos, algunos alegres y otros muy dolorosos, lo maravilloso de todo es que ninguno es irrepetible, somos nosotros quienes caemos en el error de querer repetir lo que añoramos.


La vida es un juego y requiere de pasión, de inteligencia y mucha astucia, y te permite de vez en cuando una pequeña trampa.


La vida es una gran fiesta, ya estás ahí, disfrútala, ríe, bebe un poco, baila y canta y cuando llegue la hora, despídete y agradece al anfitrión.


La vida puede ser un tormento, una carga o un castigo.


Eres libre para elegir cómo la pasarás.






Que la fuerza del amor nos acompañe siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario