Hace unos días estaba haciendo fila para efectuar un pago y, mientras esperaba no pude evitar poner atención a la conversación de dos jovencitas que estaban adelante. Se quejaban de lo mucho que han entregado su corazón (y algo más), y de lo poco que han recibido a cambio de su amor. Sonreí al escuchar la convicción con la que creían en la fidelidad. No cabe duda; la inocencia no es siempre una virtud.
¿Por qué nos enamoramos?
¿Por qué nos enamoramos?
Absolutamente todos los seres humanos hemos cursado por un estado de intoxicación causado por la gran cantidad de hormonas que produce nuestro cuerpo; se desencadena cuando alguien nos gusta. La expresión: hacemos química, es la forma más precisa de definir el acto intencionado de haber seleccionado a un incauto y, que éste nos haya correspondido con señales, mensajes y conductas que nos llevarán a realizar una práctica de campo: noviazgo.
Si resulta, se establecerá una relación duradera en la que ambos buscarán lo mismo: hacer perdurar sus genes y preservar de la especie.
Si resulta, se establecerá una relación duradera en la que ambos buscarán lo mismo: hacer perdurar sus genes y preservar de la especie.
Imagino tu reacción. Sí, aún somos animales (algunos más que otros). Nuestro cerebro y su gran inteligencia le encontraron un nombre bonito a este proceso para no vernos tan cavernícolas: enamoramiento.
El enamoramiento es un estado de adicción que puede durar desde unos cuantos días hasta unos siete años, aunque algunos suertudos aseguran que pueden ser diez. Pasado éste tiempo se terminan las reacciones químicas que nos ocasionan el nerviosismo, la ansiedad (mariposas en el estómago) y el estado de felicidad.
Al sentir que ya no hay química, simplemente partimos en busca de otro ejemplar, es decir, de una persona diferente. Los noviazgos son sólo ensayos para encontrar a un compañero, o compañera permanente.
Exclusividad sexual, ¿es posible?
Un amigo genetista me platicaba que en nuestra estructura genética no hay ninguna información que indique que estamos hechos para ser monógamos; de hecho para una hembra el tener descendencia de varios machos garantiza la salud, sobrevivencia y permanencia de su prole. Un macho está diseñado para que sus genes se dispersen, por eso es tan importante para ellos ir tras varias hembras a la vez, y mientras más jóvenes sean ellas, ofrecen más garantías de salud y procreación. Todo visto desde el punto de vista de la preservación de la especie; obvio hoy es diferente, porque hace miles de años que dejamos de ser simios.
¿Cuándo nos pusimos el yugo de la monogamia?
Cuando el hombre dejó de ser nómada y se estableció para cultivar, decidió que sólo se haría cargo de los hijos que tuvieran sus genes, así se instituyó la familia y, así surgieron las sociedades. Después las religiones (y se fastidió el asunto).
La idea de fidelidad como pacto de exclusividad sexual existe sólo en la mente de los individuos; si no me crees, busca en el diccionario la definición de fidelidad.
¿Qué onda con la virginidad?
Todas las culturas, de todo el mundo y de todos los tiempos crearon deidades, seres supremos a los cuales solicitar su protección, instrucciones y concederles la imposición de castigos. Es para evitar la furia de los dioses y congratularse con ellos que se desarrollan rituales con el propósito de rendirles culto; al mismo tiempo que se establecen normas de buena conducta para ser dignos y merecedores de todo lo antes mencionado.
En un intento desesperado por ofrecer algo valioso (a los dioses), los hombres inventan en la mujer una mezcla de pureza, delicadeza y fragilidad, y para que no se corrompa le imponen el don de la castidad. A partir de entonces la virginidad es exaltada como el único valor de una mujer y su sello de garantía. Es por eso que la mujer era castigada cuando se creía que había perdido su pureza, o al cometer adulterio, y cuando no la castigaban los dioses, la castigaba la sociedad.
Gracias a los dioses eso ya terminó, porque hace miles de años que dejamos de ser simios.
¿Sabes por qué nos gusta bailar?
Siempre inteligentes, las mujeres no nos conformamos con la selección natural y desarrollamos un lenguaje especial para atraer a los machos. ¡Nosotras inventamos el erotismo! El baile es la primera y la más importante expresión sexual del ser humano; con esos movimientos mostramos (ofrecemos) nuestras zonas sexuales para atraer al mejor candidato para procrear.
Entonces, ¿existe el amor?
Yo elijo creer en el amor, en esa gran fuerza de atracción y energía divina.
De otro modo no me explico qué nos hace compartir la vida con un completo extraño. Sólo puede ser amor cuando renuncias a tus instintos y te estableces con un individuo que está muy lejos de ser perfecto.
Por supuesto que es amor lo que te hace evolucionar y ser consciente de que tú eres el ejemplo de tu descendencia.
¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!
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