viernes, 11 de febrero de 2011

Entre el amor y los instintos

Hace unos días estaba haciendo fila para efectuar un pago y, mientras esperaba no pude evitar poner atención a la conversación de dos jovencitas que estaban adelante. Se quejaban de lo mucho que han entregado su corazón (y algo más), y de lo poco que han recibido a cambio de su amor. Sonreí al escuchar la convicción con la que  creían en la fidelidad. No cabe duda; la inocencia no es siempre una virtud. 

¿Por qué nos enamoramos?
Absolutamente todos los seres humanos hemos cursado por un estado de intoxicación causado por la gran cantidad de hormonas que produce nuestro cuerpo; se desencadena  cuando alguien nos gusta. La expresión: hacemos química, es la forma más precisa de definir el acto intencionado de haber seleccionado a un incauto y, que éste nos haya correspondido con señales, mensajes y conductas que nos llevarán a realizar una práctica de campo: noviazgo.
Si resulta, se establecerá una relación duradera en la que ambos buscarán lo mismo: hacer perdurar sus genes y preservar de la especie.
Imagino tu reacción. Sí, aún somos animales (algunos más que otros). Nuestro cerebro y su gran inteligencia le encontraron un nombre bonito a este proceso para no vernos tan cavernícolas: enamoramiento.  
El enamoramiento es un estado de adicción que puede durar desde unos cuantos días hasta unos siete años, aunque algunos suertudos aseguran que pueden ser diez. Pasado éste tiempo se terminan las reacciones químicas que nos ocasionan el nerviosismo, la ansiedad (mariposas en el estómago) y el estado de felicidad.  
Al sentir que ya no hay química, simplemente partimos en busca de otro ejemplar, es decir, de una persona diferente. Los noviazgos son sólo ensayos para encontrar a un compañero, o compañera permanente.

          Exclusividad sexual, ¿es posible? 
      
Un amigo genetista me platicaba que en nuestra estructura genética no hay ninguna información que indique que estamos hechos para ser monógamos; de hecho para una hembra el tener descendencia de varios machos garantiza la salud, sobrevivencia  y permanencia de su prole. Un macho está diseñado para que sus genes se dispersen, por eso es tan importante para ellos ir tras varias hembras a la vez, y mientras más jóvenes sean ellas, ofrecen más garantías de salud y procreación. Todo visto desde el punto de vista de la preservación de la especie; obvio hoy es diferente, porque hace miles de años que dejamos de ser simios.

          ¿Cuándo nos pusimos el yugo de la monogamia?
      
Cuando el hombre dejó de ser nómada y se estableció para cultivar, decidió que sólo se haría cargo de los hijos que tuvieran sus genes, así se instituyó la familia y, así surgieron las sociedades. Después las religiones (y  se fastidió  el asunto).
La idea de fidelidad como pacto de exclusividad sexual existe sólo en la mente de los individuos;  si no me crees, busca en el diccionario la definición de fidelidad.

           ¿Qué onda con la virginidad? 
     
Todas las culturas, de todo el mundo y de todos los tiempos crearon deidades, seres supremos a los cuales solicitar su  protección, instrucciones y concederles la imposición de castigos.   Es para evitar la furia de los dioses y congratularse con ellos que se desarrollan rituales con el propósito de rendirles culto; al mismo tiempo que se  establecen normas de buena conducta para ser dignos y merecedores de todo lo antes mencionado.
En un intento desesperado por ofrecer algo valioso (a los dioses), los hombres inventan en la mujer una mezcla de pureza, delicadeza y fragilidady para que no se corrompa le imponen el don de la castidad.  A partir de entonces la virginidad es exaltada como el único valor de una mujer y su sello de garantía. Es por eso que la mujer era castigada cuando se creía que había perdido su pureza, o al cometer adulterio, y cuando no la castigaban los dioses, la castigaba la sociedad.
Gracias a los dioses eso ya terminó, porque hace miles de años que dejamos de ser simios.  
 
          ¿Sabes por qué nos gusta  bailar?
Siempre inteligentes, las mujeres no nos conformamos con la selección natural y desarrollamos un lenguaje especial para atraer a los machos. ¡Nosotras inventamos el erotismo! El baile es la primera y la más importante expresión sexual del ser humano; con esos movimientos mostramos (ofrecemos) nuestras zonas sexuales para atraer al mejor candidato para procrear.

          Entonces, ¿existe el amor?
Yo elijo creer en el amor, en esa gran fuerza de atracción y energía divina.
De otro modo no me explico qué nos hace compartir la vida con un completo extraño. Sólo puede ser amor cuando renuncias a tus instintos y te estableces con un individuo que está muy lejos de ser perfecto.
Por supuesto que es amor lo que te hace evolucionar y ser consciente de que tú eres el ejemplo de tu descendencia.

¡Que la fuerza del amor nos acompañe siempre!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Historia de San Valentín, y sus rituales

        La historia de San Valentín es tan fantasiosa y romántica como la de Santa Claus.

Según los libros de historia, en el siglo III hubo dos religiosos en Italia llamados Valentín; uno era sacerdote y el otro obispo. Por razones políticas e ideológicas ambos fueron decapitados; los sepultaron en el mismo lugar por mera coincidencia, uno en el 268 y el otro en el 273. En esa época usaban las cuevas como sepulturas.


        Pero, es en la edad media cuando surge la leyenda de un fraile que casaba en secreto a los enamorados. Éste fraile no estaba de acuerdo con que el rey o el feudal a cargo cobrara el derecho de pernada, por eso invitaba a las parejas para que se casaran en secreto;  obviamente los enamorados contraían matrimonio gustosos. También promovía que los jóvenes que tenían que ir a la guerra desposaran a sus doncellas antes de partir. Realizaba las ceremonias en absoluta clandestinidad, por las noches, o en cuevas.
Se cree que éste fraile adoptó el nombre de los mártires del siglo III por su valor y méritos, como coincidencia Valentín proviene del latín y significa valiente.


¿Por qué lo hicieron santo?

Cuando las mujeres llegaban a la adolescencia, automáticamente podían ser solicitadas para ser desposadas. Al no haber hombres que las protegieran (siempre andaban en la guerra), ellas invocaban a San Valentín para no ser ultrajadas. Al salir bien libradas del proceso agradecían fervorosamente al Santo por haberles concedido la protección y lo interpretaban como un milagro.



¿Por qué el 14 de febrero?

En el Medievo el calendario marcaba que ése día los pájaros comenzaban a anidar, y a partir de ahí otras especies iniciaban los cortejos.



¿Por qué regalitos de San Valentín?

Cuando los enamorados aceptaban el matrimonio en secreto no había nada que los obligara a cumplir su promesa (ni acuerdo entre familias), entonces durante la ceremonia se entregaban una prenda como garantía de que respetarían el pacto. Los hombres generalmente entregaban una sortija muy artesanal (que elaboraban ellos mismos), y ellas al no tener recursos económicos propios les preparaban un pan dulce (en aquella época un pan dulce era un verdadero lujo).



¿Cuándo entra Cupido?

A Cupido lo relacionaron siglos más tarde. Los románticos y soñadores creían que había duendes, o hadas, o algún tipo de seres alados que los elegían al azar para pertenecer sentimentalmente a alguien; después por razones estrictamente religiosas a ése ser se le dio forma de un pequeño ángel alado, y se le asignó el nombre de Cupido porque el dios del amor de los romanos se llamaba Cupido; a ése mismo dios los griegos le llamaban Eros.



¿Por qué todo rojo?

En la religión católica el rojo significa: la sangre del sacrificio, el amor como causa del sacrificio, la plenitud de la vida terrenal, pasión y entrega. En otras religiones el rojo es un color prohibido por las mismas razones, y por la exaltación que produce.



¿Y la amistad?

En la historia de San Valentín la amistad no tiene nada que ver, no tengo idea de en qué momento las conjuntaron, les prometo que lo investigaré. Pero, me parece lógico que quienes no tenían un amor con quien celebrar, buscaron a un amigo a quien expresar su afecto.



¿Y todo este choro para qué?

Es importante saber el origen de las costumbres que adoptamos (o que nos arrastran).

¡Que la fuerza del amor, y el valor de San Valentín nos acompañen siempre!