viernes, 13 de mayo de 2011

Carta para mi donante

Mañana es mi cumpleaños… y voy a celebrarlo gracias a mi donante.


Este cumpleaños lo celebro teniendo dos madres: la que me dio la vida, me cuidó, me arrulló; quien en los últimos meses ha vuelto a bañarme como cuando era niña y, como cuando era niña, se acuesta a mi lado cuando sabe que tengo miedo. Pero hoy quiero hablarle a mi otra madre, sólo que… no sé cómo se llama.

Para ella es ésta carta porque me regaló otra oportunidad para seguir viviendo el día que decidio ser donante de médula ósea.

Me gustaría que hubieses estado ahí cuando entraron los hematólogos en la habitación con una gran sonrisa, (que no había visto nunca durante mis ingresos en el hospital). Por fin una buena noticia: ¡un donante!

Los médicos hablaban; yo los oía pero era incapaz de escucharles. Sólo recuerdo palabras y términos complicados que ya los había escuchado antes, pero no los decían con tanto entusiasmo como lo hicieron ese día. Tuve que pedirles que me repitieran todo de nuevo.

Cuando nos quedamos solas en la habitación quisimos comunicarle a todo el mundo la buena noticia; mi madre estaba eufórica, por primera vez la sentencia era a mi favor; ésta vez sus lágrimas eran de alegría.

Quiero que sepas que tu gesto generó una luz tan brillante que no sólo iluminó la habitación, también iluminó mi vida. De no haber aparecido esta oportunidad en mi camino hoy no estaría aquí. Gracias a tí volví a nacer, y conmigo también nacieron proyectos nuevos… tuve tanto tiempo para soñar mientras esperaba en el hospital.

Mi deseo de cumpleaños es conocerte. Con mucha frecuencia pienso en ti, me gusta imaginar que te conozco, que te comparto mis secretos y mis proyectos.

En el cajón de mi buró tengo guardado un discurso, o lo que te diría si pudiera mirarte a los ojos; otras veces pienso que quizás me quedaría callada pues no creo que existan  palabras suficientes para expresar todo lo que siento… entonces libero mi gratitud mirando al cielo pidiéndole a Él que derrame sobre tí infinitas bondades.

Cómo agradecer que me hayas dado vida, en vida. Vida, eso es lo que me espera en adelante.
¡Gracias! No terminaré de decirlo nunca, cada mañana al despertar te digo gracias, cada noche antes de dormir te digo gracias.

Qué pena me da no saber tu nombre, que pena no poder tomar tus manos, que pena no poder besar tu frente…

Te deseo un mar de calma, de salud, de alegría, de esperanzas y de sueños cumplidos. Deseo que la vida te colme de felicidad, de dicha, de gozo ¡y de vida!


Con todo mi amor.


Tu receptora.

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